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 ENERGÍA DE BIOMASA

Los seres vivos generamos material orgánico a diario, pero ¿y si pudiera aprovecharse para producir energía y esta, además, fuera renovable? Eso es la biomasa: una fuente de energía que aprovecha distintos desechos para crear un combustible renovable, neutro en cuanto a emisiones de CO2 y muy competitivo.

¿Qué es la biomasa y cómo se obtiene?

Según la Directiva Europea de Energías Renovables, tambien se entiende por biomasa «la fracción biodegradable de los productos, residuos y desechos de origen biológico procedentes de actividades agrarias, incluidas las sustancias de origen vegetal y de origen animal, de la silvicultura y de las industrias conexas, incluidas la pesca y la acuicultura, así como la fracción biodegradable de los residuos, incluidos los residuos industriales y municipales de origen biológico».

El material más utilizado en la producción de bioenergía es la madera, ya sea en forma de pellets, astillas, briquetas, serrín o leña; gracias a la combustión de estos materiales orgánicos, podemos obtener calor, combustibles y electricidad. En países como España, con un rico entorno natural y una extensa producción agrícola y ganadera, la posibilidad de contar con la energía obtenida a partir de la biomasa es una magnífica noticia, ya que resulta mucho más sencillo acceder a las materias primas necesarias para su producción.                  


hombre mayor con problemas para usar su ordenador

Formas de aprovechar la energía de la biomasa según su origen.



  •  Biocombustibles de primera generación: Se obtienen a partir de cultivos agrícolas   alimentarios (por ejemplo, aceites vegetales).


  • Biocombustibles avanzados o de segunda generación: Proceden de los residuos de los cultivos, las industrias alimentarias, los residuos urbanos y los obtenidos a partir de cultivos agroforestales no destinados a la alimentación. También pueden extraerse de plantas acuáticas y algas cuyo contenido en aceite es superior al 50%. Aunque estos últimos aún no se han puesto a la venta, los estudios demuestran su gran potencial.

  • Adicionalmente existen rutas en desarrollo en los que mediante modificación genética de ciertos microorganismos se consigue mejorar la captación y almacenamiento del CO2



















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